El origen del pádel: de una pista improvisada en México a un fenómeno mundial

El origen del pádel: de una pista improvisada en México a un fenómeno mundial

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Aunque muchos asocian el pádel con Argentina, México o incluso Uruguay, la historia real de este deporte tan popular nos lleva a un lugar completamente distinto: Estados Unidos. Sí, has leído bien. El pádel tiene sus raíces en el país norteamericano, donde a finales del siglo XIX se gestó una idea que, con el tiempo, evolucionaría hasta convertirse en uno de los deportes más practicados del mundo. Con millones de jugadores repartidos por los cinco continentes, el pádel ha pasado de ser una curiosidad a una auténtica forma de vida.

El nacimiento del padel tenis en EE.UU. (1898)

En el año 1898, un entrenador estadounidense llamado Frank Beal —aunque en algunas fuentes aparece el nombre Albion— estaba buscando una manera más accesible y sencilla para que los niños aprendieran a jugar al tenis. Su solución fue ingeniosa: reducir el tamaño de la pista a una cuarta parte, reemplazar las raquetas tradicionales por palas más pequeñas y utilizar pelotas de espuma, más fáciles de controlar. Así nació el llamado "paddle tennis", un deporte que rápidamente ganó popularidad no solo entre los más jóvenes, sino también entre adultos que buscaban una forma divertida y menos exigente de disfrutar del juego. Esta versión reducida del tenis sentó las bases de lo que, años más tarde, conoceríamos como pádel.

Padel Tenis EEUU

Enrique Corcuera y la creación del pádel moderno (1969)

Décadas después, en 1969, el mexicano Enrique Corcuera dio un paso clave en la historia del pádel. Durante sus veranos en Acapulco, quiso instalar una pista de tenis en su casa, pero se encontró con una limitación de espacio. En lugar de abandonar la idea, se inspiró en el paddle tennis estadounidense para construir una pista más pequeña. Pero su innovación no se quedó ahí: Corcuera añadió muros o paredes alrededor de la pista para evitar que la pelota se saliera del terreno de juego, lo que aportó un nuevo dinamismo al deporte. Mantuvo el uso de palas de madera y sustituyó las pelotas de espuma por pelotas de tenis tradicionales, dando lugar al pádel moderno. Este formato, más cerrado, técnico y táctico, ofrecía una experiencia distinta y más intensa.

Enrique Corcuera

El salto a Europa desde Marbella (1974)

Fue gracias al príncipe Alfonso de Hohenlohe, amigo de Corcuera, que el pádel cruzó el Atlántico y llegó a Europa. Fascinado por este nuevo deporte tras probarlo en casa de Corcuera, decidió construir las primeras pistas de pádel en el exclusivo Marbella Club en 1974. El deporte comenzó a practicarse entre los círculos más selectos de la Costa del Sol, atrayendo a empresarios, aristócratas, celebridades y deportistas de élite. Durante estos primeros años, el pádel en España era un juego de élite, casi una curiosidad reservada para quienes podían permitirse el acceso a clubes privados. Sin embargo, la semilla ya estaba plantada y el deporte comenzaba a extenderse silenciosamente.

Argentina: la revolución del pádel en Sudamérica

Mientras tanto, en Sudamérica, el pádel encontró su terreno más fértil en Argentina. En 1975, el empresario Julio Menditegui llevó la idea desde Marbella hasta Buenos Aires. Lo que ocurrió allí fue extraordinario: en apenas unos años, el pádel se convirtió en un fenómeno social sin precedentes. Durante los años 80, se construyeron miles de pistas por todo el país, y el deporte se convirtió en uno de los más practicados, especialmente en las grandes ciudades. Esta explosión de popularidad también trajo consigo el desarrollo de grandes talentos, como Fernando Belasteguín, quien llegó a ser número uno del mundo durante 16 años consecutivos, o Agustín Tapia, una de las figuras más destacadas de la actualidad. Argentina no solo adoptó el pádel, lo convirtió en una parte esencial de su cultura deportiva.

La profesionalización del pádel y su expansión global

A finales de los años 80 y principios de los 90, el pádel dio un paso clave hacia su profesionalización. En 1991 se fundó la Federación Internacional de Pádel (FIP), encargada de organizar competiciones internacionales y establecer un reglamento unificado. En 1992 se celebró el primer Campeonato Mundial de Pádel, que tuvo lugar en Madrid y Sevilla, marcando el inicio de una era de competiciones de alto nivel. Desde entonces, el crecimiento ha sido constante. Hoy, el pádel se juega en más de 140 países, hay miles de pistas en Europa, Asia y América, y el número de jugadores supera los 30 millones en todo el mundo. Este crecimiento ha sido impulsado también por la inversión de marcas deportivas globales y la creación de circuitos profesionales como el Premier Padel.

España: de deporte exclusivo a fenómeno popular

En España, el pádel pasó en pocos años de ser un deporte reservado a las élites a convertirse en una auténtica pasión nacional. Durante los años 90, figuras como el expresidente José María Aznar, el piloto Carlos Sainz o el tenista Manolo Santana lo practicaban regularmente, y su popularidad se fue extendiendo a otros sectores sociales. Con la llegada de pistas a urbanizaciones, polideportivos y centros educativos, el pádel se volvió accesible para todos. Hoy es el segundo deporte más practicado del país, solo por detrás del fútbol. La posibilidad de jugar en dobles, su bajo nivel de exigencia física inicial y su componente social han hecho del pádel una actividad ideal tanto para principiantes como para deportistas experimentados.

El pádel hoy: deporte de moda y estilo de vida

Actualmente, el pádel no es solo un deporte: es un fenómeno cultural, una forma de conectar con otros y de mantenerse activo. Marcas internacionales como Adidas, Head o Babolat han creado líneas específicas para jugadores de pádel. Los torneos como el Premier Padel llenan estadios y se transmiten por televisión y plataformas digitales. Incluso se han construido pistas de pádel en hoteles, urbanizaciones de lujo, cruceros y centros comerciales. Además, gracias a la digitalización y las redes sociales, el deporte ha encontrado una comunidad muy activa que comparte consejos, partidos, contenido y estilo de vida. El pádel ha dejado de ser solo una tendencia: se ha consolidado como un pilar del deporte moderno.

Conclusión: el pádel no para de crecer

Lo que empezó como una solución improvisada en un jardín en Acapulco hoy es una pasión que comparten millones de personas en todo el mundo. Desde Keepadel, no solo celebramos la historia del pádel, sino que queremos formar parte de su futuro. Promovemos un estilo de vida activo, saludable y social alrededor de este deporte que tanto nos une. Si todavía no has probado el pádel, este es el momento. Porque más allá del ejercicio físico, el pádel es comunidad, diversión y conexión. Y esto... no ha hecho más que empezar.

¿Y tú? ¿Ya formas parte del movimiento?

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